Lee con mucha atención el siguiente texto, luego copialo en el cuaderno de español y realiza el dibujo
LOS ORGENES DEL ARTE
No sabemos cómo empezó el
arte, del mismo modo que ignoramos cuál fue el comienzo del lenguaje. Si
tomamos la palabra arte para significar actividades como construir templos o
casas, realizar pinturas y esculturas o tejer motivos, no existe pueblo en el
globo que carezca de arte.
Si, por otra parte,
entendemos por arte una especie de lujosa belleza, algo que puede gozarse en los museos
y en las exposiciones, o determinada
cosa especial que sirva como preciada decoración en el mejor salón, tendremos
que advertir entonces que este empleo de la palabra corresponde a una evolución
muy reciente y que muchos de los mayores arquitectos, pintores y escultores del
pasado jamás pensaron en ella.
Podemos comprender mejor
esta diferencia si nos fijamos en la arquitectura. Todos sabemos que existen
hermosos edificios y que algunos de ellos son verdaderas obras de arte; pero
rara es, en todo el mundo, la construcción que no haya sido erigida con
algún fin determinado. Pero cuanto más
retrocedemos en la historia, más definidos, pero también más extraños, son esos
fines a los cuales se suponía que el arte tenía que servir. No podemos esperar
comprender esos extraños comienzos del arte a menos que tratemos de
introducirnos en el espíritu de los pueblos primitivos y descubrir qué clase de
experiencia es las que les hizo imaginar las pinturas.
Esas pinturas son tan viejas
como cualquier otro rastro de obra humana. Datan de la edad de los glaciares,
cuando monstros extraños erraban por la tierra y los hombres vivían en
cavernas. A pesar de ello, sobre los muros y techos de tales
cavernas, particularmente en España y el
Sur de Francia, han sido descubiertas pinturas, en especial de esos animales,
renos, bisontes y caballos salvajes.