viernes, 7 de febrero de 2014

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Lee con mucha atención el siguiente texto, luego copialo en el cuaderno de español y realiza el dibujo

LOS ORGENES DEL ARTE
                                                                              
No sabemos cómo empezó el arte, del mismo modo que ignoramos cuál fue el comienzo del lenguaje. Si tomamos la palabra arte para significar actividades como construir templos o casas, realizar pinturas y esculturas o tejer motivos, no existe pueblo en el globo que carezca de arte.
Si, por otra parte, entendemos por arte una especie de lujosa  belleza, algo que puede gozarse en los museos y en las exposiciones, o  determinada cosa especial que sirva como preciada decoración en el mejor salón, tendremos que advertir entonces que este empleo de la palabra corresponde a una evolución muy reciente y que muchos de los mayores arquitectos, pintores y escultores del pasado jamás pensaron en ella.
Podemos comprender mejor esta diferencia si nos fijamos en la arquitectura. Todos sabemos que existen hermosos edificios y que algunos de ellos son verdaderas obras de arte; pero rara es, en todo el mundo, la construcción que no haya sido erigida con algún  fin determinado. Pero cuanto más retrocedemos en la historia, más definidos, pero también más extraños, son esos fines a los cuales se suponía que el arte tenía que servir. No podemos esperar comprender esos extraños comienzos del arte a menos que tratemos de introducirnos en el espíritu de los pueblos primitivos y descubrir qué clase de experiencia es las que les hizo imaginar las pinturas.
Esas pinturas son tan viejas como cualquier otro rastro de obra humana. Datan de la edad de los glaciares, cuando monstros extraños erraban por la tierra y los hombres vivían en cavernas.  A pesar de ello,  sobre los muros y techos de tales cavernas,  particularmente en España y el Sur de Francia, han sido descubiertas pinturas, en especial de esos animales, renos, bisontes y caballos salvajes.